top of page

VIDA Y LEGADO DE RICARDO FLORES MAGÓN

  • Foto del escritor: Gonzalo Santos
    Gonzalo Santos
  • 21 nov 2022
  • 17 Min. de lectura

Hoy hace cien años, el 21 de noviembre de 1922, se extinguía la vida del revolucionario

mexicano Ricardo Flores Magón [RFM] a la edad de 49 años -asesinado, en realidad- mientras

cumplía una condena de 22 años en una prisión federal estadounidense en Leavenworth,

Kansas. En 1918, él y su hermano Enrique habían sido arrestados, juzgados y condenados, junto con su colaborador cercano Librado Rivera (que resulta ser un tío revolucionario Magonista mío), por cargos falsos bajo las draconianas Leyes de Espionaje y Sedición de 1917, cuyas secciones inconstitucionales fueron posteriormente derogadas por el Congreso o anuladas por la Corte Suprema de los Estados Unidos.

Viviendo en el exilio en Los Ángeles en ese momento, habían sido atrapados en las brutales

redadas del Primer Terror Rojo (Red Scare) en los Estados Unidos, lanzadas durante y después de la Primera Guerra Mundial, que reprimieron el movimiento antiimperialista por la paz y el ala radical de la Movimiento obrero estadounidense liderado por el Industrial Workers of the World (IWW). Los magonistas también denunciaron la Primera Guerra Mundial como guerra interimperialista y apoyaron con entusiasmo a la anarco socialista IWW mientras organizaba la enorme ola de huelgas obreras militantes desde 1905 hasta la década de 1920, todo esto desde las páginas de su combativo periódico Regeneración, fundado por RFM en 1900 en la Ciudad de México, cuando aún era estudiante de derecho. I. EL INTERNACIONALISMO DE FLORES MAGÓN.


Flores Magón y sus compañeros expusieron por primera vez a lectores mexicanos tanto en

Estados Unidos como en México a las pésimas condiciones de los trabajadores industriales en Estados Unidos en ese momento, compuestos en su mayoría por inmigrantes europeos

explotados que no tenían derechos laborales colectivos ni beneficios sociales. les pagaban

salarios de miseria y explotaban el trabajo infantil y las mujeres trabajadoras incluso más que

los hombres, trabajaban de 10 a 14 horas al día, de 6 a 7 días a la semana, etc. Y también era la primera vez que alguien, de ambos lados de la frontera, exponía y denunciaba la explotación extrema de los inmigrantes mexicanos que trabajan en las minas, los ferrocarriles y los campos del suroeste de los Estados Unidos, y la marginación racial de Jim Crow de todas las comunidades mexicoamericanas asentadas en el suroeste de los Estados Unidos.


Y tenga en cuenta el lector que toda esta agitación y solidaridad con los trabajadores y las

comunidades étnicas del lado estadounidense de la frontera fue realizada por un grupo de

revolucionarios mexicanos exiliados, encabezados por RFM, cuyo proyecto original era derrocar una dictadura y desencadenar una revolución social en México - y cuando comenzó en 1910 y se prolongó durante los siguientes diez años, empujarlo en la dirección más radical.


Flores Magón murió cuando terminó la Revolución Mexicana, pero sus ideas perduraron. Su

huella intelectual en la conformación del México moderno posrevolucionario está por todas2

partes. Y esto también es cierto con respecto a todas las luchas posteriores por la justicia y la

dignidad que libraron los inmigrantes mexicanos y las comunidades étnicas mexicoamericanas en los Estados Unidos, desde las huelgas mineras, de elaboración de conserveras (canneries) y agrícolas de las décadas de 1930 a 1960, hasta el Movimiento Chicano de 1965 a 1975, hasta las combativas huelgas urbanas de jornaleros temporales, trabajadores de hoteles y textiles y conserjes de rascacielos desde la década de 1980, hasta el moderno Movimiento por los Derechos de los Inmigrantes de EE. UU. desde mediados de la década de 1990.


Flores Magón logró ambos legados al nunca desviarse de su visión internacionalista,

comprometer sus principios radicales o dejar de expresar su solidaridad con todas las luchas

por la justicia social en ambos lados de la frontera.


II. FLORES MAGÓN, JOSÉ MARTÍ Y CARLOS MARIATEGUI.


Al conmemorar el centenario del ingreso de RFM al panteón de nuestros héroes

revolucionarios, es conveniente ubicar y distinguir su visión en relación con la de otros dos

grandes pensadores revolucionarios latinoamericanos de principios del siglo XX, José Martí y

Carlos Mariátegui.


José Martí, el padre de la independencia de Cuba, fue también un intelectual y prolífico escritor que imaginó, inspiró y organizó la Segunda Guerra de Independencia de Cuba desde el exilio en los Estados Unidos. Murió en combate en 1895, pero nos legó una visión continental de emancipación del imperialismo español y estadounidense no sólo para Cuba -realizada finalmente en 1959 con el triunfo de la Revolución Cubana- sino para lo que él llamó Nuestra América. Su visión está viva hoy en todos los esfuerzos por unificar América Latina a través de un proyecto bolivariano antiimperialista de integración y emancipación continental que el presidente venezolano Hugo Chávez retomó en 1999 y denominó Socialismo para el siglo XXI.


Esta visión martiana actualizada proliferó en Sudamérica durante la primera década de este

nuevo siglo, entró en remisión en 2015, y ha regresado revitalizada y más desarrollada desde

2021 con una serie de victorias electorales que culminaron con el regreso al poder de Luis

Ignacio “Lula” da Silva en Brasil.


Desde el advenimiento del proyecto neoliberal de integración con Estados Unidos lanzado en la década de 1980 por las élites mexicanas, por otro lado, México -cuna de la revolución social en el siglo XX- y su combativa diáspora residente en Estados Unidos se han mantenido distantes de abrazar este proyecto emancipador articulado por primera vez por Martí. Pero como el proyecto de integración neoliberal se tambalea en América del Norte, especialmente en su dimensión social de movilidad laboral e integración social transnacional, ¡debemos abrazarlo de nuevo!


RFM tenía una visión igualmente amplia de la unificación internacional y la emancipación social de la dictadura, el capitalismo y el imperialismo, uniendo principalmente la lucha de los

mexicanos en México y los de la diáspora en EE.UU., pero vio estas luchas como un

componente indispensable de la emancipación socialista de todos los trabajadores y pueblos en América del Norte, en alianza con todos los trabajadores e inmigrantes que viven, construyen y luchan por sus reivindicaciones en los Estados Unidos, México y los países vecinos. En otras palabras, por lo que RFM imaginaba que luchaba era por… ¡Nuestra Norteamérica!


El modelo social y revolucionario de Flores Magón de una integración norteamericana de abajo hacia arriba es exactamente lo opuesto y la alternativa al modelo neoliberal para la integración económica regional capitalista de arriba hacia abajo. Su visión transnacional, multirracial y socialista vincula la diáspora de México con el futuro de México y viceversa, y el futuro de ambos está indisolublemente ligado a las luchas de todos los movimientos sociales

emancipatorios antisistémicos de América del Norte.


Sigue siendo una visión permanente y un gran desafío para nosotros, los mexicanos en ambos lados de la frontera, tanto como para todos los demás pueblos de América del Norte, ¡pero una visión que también debemos abrazar!


Hay una tercera gran visión emancipadora aún por concretar en nuestro continente, la del

pensador marxista revolucionario peruano Carlos Mariátegui (1894 - 1930). Con la ventaja de

escribir en 1928, ya muy consciente de los frutos del zapatismo en la Revolución Mexicana,

inmerso en las realidades indígenas predominantes del mundo andino, y suficientemente

consciente de los debates teóricos dentro de las corrientes de pensamiento altamente

eurocéntricas dentro de la Internacional Comunista -o Tercera Internacional - fundada por

Lenin en 1919, que trató de transponer artificialmente la primacía de las clases trabajadoras

industriales a cualquier proyecto revolucionario latinoamericano, o debatió los pros y los

contras de varias alianzas "obrero-campesinas", postuló él la primacía de las visiones indígenas perdurables de colectivismo y la emancipación humana arraigados y aún presentes en las Américas para cualquier futuro proyecto revolucionario. Y, como todos sabemos ahora, su visión fue profética y se ha vuelto indispensable para el futuro no solo de las Américas - Estados Unidos, Canadá y México, Perú y Bolivia, Brasil y Guatemala incluidos - ¡sino del mundo!


La síntesis teórica y la realización revolucionaria de estas tres visiones monumentales, junto con otras emanadas de las experiencias históricas de otros pueblos del continente -descendientes de europeos, descendientes de africanos, descendientes de asiáticos e indígenas- marcarán si las Américas en el siglo XXI avanzarán o retrocederán, y en qué medida el hemisferio americano contribuirá a la construcción de un nuevo sistema mundial post-capitalista.


Los legados de RFM, Martí y Mariátegui están todos vivos, pero siguen incompletos, al igual que los grandes visionarios de muchos otros pueblos, como Malcolm X y Martin Luther King en los Estados Unidos. Sus visiones y legados todos entrelazados no han concluido. Depende de nosotros abrazarlos a todos, hacerlos avanzar y combinarlos para la próxima etapa de nuestras luchas comunes hacia nuestro destino común.


III FLORES MAGÓN - EL (SANATIZADO EN VANO) PRECURSOR DE LA REVOLUCIÓN MEXICANA.


Volvamos a 1918, cuando RFM fue arrestado por última vez. Venustiano Carranza, el “líder

supremo de la revolución” – de hecho un astuto representante de la burguesía nacional que se remonta a la época de Porfirio Díaz, cuando se había desempeñado como gobernador de

Coahuila – ya había tomado el control del proceso revolucionario, después de que su ejército

derrotó al de Pancho Villa en 1915 y Villa quedó prófugo (después de una tregua, fue

emboscado y asesinado en 1923).


Carranza había presidido la redacción y promulgación de la Constitución de 1917, que hizo

concesiones agrarias vitales a los zapatistas e incorporó muchas de las ideas de justicia social proclamadas por primera vez por RFM. Sin embargo, Zapata había seguido luchando y dos años después (1919) sería emboscado y asesinado por los carrancistas, poniendo fin a la revolución social en México. Lo que sucedió posteriormente puede caracterizarse como luchas de poder intramuros entre los carrancistas triunfantes –el mismo Carranza sería derrocado, emboscado y asesinado por Álvaro Obregón en 1920– hasta que la “familia revolucionaria” se asentó y acordó construir un partido único hegemónico, un sistema político corporativista con mandatos presidenciales de 6 años (sin reelección) que gobernó México durante 72 años, desde 1929 hasta 2001.


Pero en 1918, RFM y sus camaradas se encontraron no solo en el exilio permanente sino

también en la cárcel. Todavía eran temidos por sus ideas revolucionarias en ambos lados de la frontera. Todos los regímenes mexicanos anteriores, desde el régimen de Porfirio Díaz hasta los regímenes de Madero, Huerta y Carranza, se coludieron y presionaron al gobierno de los EE.UU. para encarcelar, incluso matar, a estos revolucionarios mexicanos Magonista, que inicialmente habían huido al exilio a Laredo, Texas, en 1904 para eludir la persecución. Pronto tuvieron que huir nuevamente a St. Louis, Missouri, para eludir el asesinato por parte de los agentes de Díaz.


Fue allí donde en 1906 RFM fundó el Partido Liberal Mexicano, que presidió hasta su muerte.

Ese año, RFM y sus camaradas emitieron un manifiesto llamando a una revolución armada

contra el régimen de Díaz, el primero de este tipo, y bogando por la transformación radical de

México. Inspiraron y apoyaron, a través de las ardientes páginas de Regeneración, la huelga de los mineros del cobre de 1906 en Cananea, Sonora, y la huelga textil de 1907 en Río Blanco, Veracruz, ambas brutalmente reprimidas por el régimen de Díaz (ayudado por las milicias de Arizona y vigilantes estadounidenses contratados en Cananea). No es de extrañar que Díaz ofreciera una recompensa de $20,000 por la captura de RFM, ¡una fortuna entonces!


Por otra parte, en 1911, después de que Díaz renunció y partió, y Francisco Madero y su Partido Antireeleccionista fueron llevados democráticamente al poder, los magonistas fueron

encarcelados por organizar e instigar algunas incursiones armadas en el norte de México, con el objetivo de liberar territorios cerca de la frontera con Estados Unidos y crear sociedades comunales-agrarias como las que ya estaban estableciendo los zapatistas más al sur, en Morelos.


Porque tanto Flores Magón como el líder campesino revolucionario Emiliano Zapata se negaron a desarmarse y unirse a Madero, y en cambio exigieron que su régimen primero hiciera justicia social al vasto campesinado desposeído de México, devolviéndole las tierras comunales que habían perdido a manos de las voraces y enormes haciendas respaldadas por el régimen de Díaz.


No es muy conocido, pero las famosísimas consignas zapatistas “Tierra y Libertad” y “La Tierra es de Quién la Trabaja” fueron enunciadas y proclamadas por primera vez en Regeneración por Flores Magón y Librado Rivera en su manifiesto de 1911, inspirando a Emiliano Zapata a incorporarlas meses después en su histórico Plan de Ayala. Zapata, tan bien armado conceptualmente para librar una lucha por una causa agraria bien definida, pasó a convertirse en el líder revolucionario más grande y auténtico de la Revolución Mexicana (el otro es Pancho Villa, quien inicialmente se alineó con Madero, para disgusto de Flores Magón, y nunca llegó a producir un plan coherente propio).


Zapata y el zapatismo están vivos hoy en Chiapas y en las continuas luchas rurales de México

por los derechos indígenas y campesinos. Las consignas originales de los Magonistas y

Zapatistas continúan guiando e inspirando su lucha.


Por cierto, cuando los zapatistas nombraron a uno de sus Municipios Autónomos "Ricardo

Flores Magón" en 1998 y develaron un hermoso mural con la imagen de RFM y Emiliano

Zapata, el ejército mexicano apareció al día siguiente y ametralló el mural. El gobierno

mexicano intentó matarlos nuevamente, sin éxito. Hoy, bajo el “Gobierno de la Cuarta

Transformación” liderado por el presidente Andrés Manuel López Obrador, 2022 ha sido

designado oficialmente “Año de Ricardo Flores Magón”, aunque los armados pero pacíficos

zapatistas en su territorio liberado aún no han tenido noticias de AMLO.


El propio RFM probablemente se esté riendo de ambos gestos falsos desde su tumba, uno para destruirlo, el otro para cooptarlo, tal como probablemente lo hizo con respecto a las numerosas otras distinciones "oficiales" que se le otorgaron en la era del PRI, cuando los líderes del país que tanto amaba siguieron traicionando su visión revolucionaria (su nombre está grabado en letras de oro en el Congreso desde 1993, al año siguiente a la abolición de la estructura comunal inalienable del ejido, y el mismo año en que se aprobó el tratado neoliberal del TLCAN; está enterrado en la Rotonda de las Personas Ilustres desde 1945, molestando a los que ahí reposan con flamígeras críticas; y ahora se acuñan bonitas monedas con su cara que bien pueden servir para descalabrar a demagógos y vendidos).


Entonces, hay un RFM oficial, sanitizado, así como hay unos Emiliano Zapata y Pancho Villa

oficiales, esterilizados. ¡Las carcajadas que se han de estar echando desde el más allá! A Lenin, que fue momificado y todavía se exhibe en un ataúd de cristal en la Plaza Roja, no le hace ninguna gracia. ¡Quizás por eso Fidel pidió ser internado en una roca de granito con sólo la palabra “Fidel” y prohibió su nombre y su imagen en cualquier lugar público!


Volvamos al papel de RFM en la Revolución Mexicana. Primero en 1909-1910, Madero siguió su camino buscando solo una revolución política y RFM siguió su camino llamando a la revolución social. Después del asesinato de Madero en 1913 por un vil golpe de estado militar orquestado por Estados Unidos, los magonistas se unieron a Zapata y su Ejército Libertador del Sur, Pancho Villa y su División del Norte, y Venustiano Carranza y su Ejército Constitucionalista, para derribar la odiada dictadura de Victoriano Huerta.


Sin embargo, después de su éxito en 1914, las fuerzas urbano-burguesas intentaron imponer el liderazgo de Carranza sobre los demás en una convención fallida. Fracasó, la convención

despojó a Carranza del poder, que Carranza no reconoció, y la revolución continuó durante

otros 3 años.


Para cuando se formó un Congreso Constituyente en 1917, con un casto Carranza de vuelta en el poder y encargado de redactar una constitución que acomodara las demandas de todos

hasta cierto punto, las ideas seminales que Ricardo Flores Magón había plantado desde 1906

finalmente se hicieron realidad. Muchas de las demandas clave de justicia social articuladas por primera vez por los magonistas en 1906 y 1911 y abrazadas por el movimiento obrero

organizado centrado en La Casa del Obrero Mundial y por los zapatistas agrarios, fueron

incorporadas y codificadas en la ley suprema de México. México entró en un período

prolongado de paz social, solo roto por la Revuelta Cristera dirigida por la iglesia (1926-29), que buscó acomodar los intereses de la iglesia al nuevo pacto social secular. También se le acomodó con un modus vivendi oficial que dejó la Constitución intacta pero sin hacer cumplir en los temas delicados como la prohibición de la educación religiosa privada. La paz social de México se mantendría a pesar de varias huelgas laborales y estudiantiles y la represión estatal de las guerrillas rurales y urbanas en las décadas de 1950, 1960 y 1970, hasta la insurrección zapatista de 1994 en Chiapas y la proliferación de cárteles criminales en la década de 2000.


IV. RICARDO FLORES MAGÓN Y LENIN: POR QUÉ GANÓ UNO Y NO GANÓ EL OTRO.


Ricardo Flores Magón nació en el estado de Oaxaca en una familia republicano-liberal con

profundas tradiciones colectivistas indígenas. Su padre zapoteco, Teodoro Flores, había luchado contra los invasores estadounidenses en la década de 1840, las fuerzas clericales que se opusieron a las reformas liberales de su compatriota zapoteco Benito Juárez en la década de 1850 y los invasores franceses en la década de 1860. Cuando su madre Margarita Magón, quien estaba en su lecho de muerte en 1892, recibió la noticia de que su hijo Ricardo, de 19 años, y otro hermano habían sido detenidos en la Ciudad de México -donde ella los había enviado a estudiar- por protestar contra el tercer reelección de Porfirio Díaz, y un emisario de Díaz se presentó en su casa para proponer su liberación si se comprometían a no meterse en problemas; ella respondió: “Dígale al General Díaz que prefiero morirme sin ver a mis hijos, y además, prefiero verlos colgados de un árbol o de un poste alto antes que se retracten o se arrepientan de cualquier cosa que hayan hecho contra él.”


México estaba lleno de este tipo de familias con orgullosas raíces revolucionarias e indígenas, y a fines del siglo XIX los jóvenes “liberales” se levantaron en protesta contra lo que consideraban una dictadura ilegítima y autoritaria de Díaz, que había traicionado todos los ideales liberales propugnados por Benito Juárez, que rindió la riqueza de la nación al capital extranjero, y que negó la justicia social a las vastas poblaciones campesinas rurales, desposeídas y sin tierra de México, que habían sido forzadas a una abyecta servidumbre de peones por deudas hereditarias dentro de las ricas haciendas.


Para 1900, a la edad de 27 años, RFM fundó Regeneración, que se convertiría en el periódico

más combativo de la década anterior y durante los diez años de la Revolución Mexicana. Se ha comparado con su contemporáneo periódico Izkra en Rusia, fundada el mismo año por Lenin. RFM fue indiscutiblemente el Lenin mexicano en cuanto su agitación por una revolución social a través de la palabra impresa, aunque no logró llevar la revolución real a la victoria socialista, como lo hizo Lenin. Esto no tiene nada que ver con la brillantez, el compromiso o la habilidad de ninguno de los líderes revolucionarios.


La cuestión de por qué Lenin y sus bolcheviques lograron desencadenar y ganar una revolución socialista en Rusia, mientras que el igualmente visionario radical RFM y sus magonistas no lo hicieron, es una cuestión complicada, pero se puede proponer una explicación dual plausible: primero, en la crítica de Marx al anarquismo como ideología revolucionaria, incapaz de tomar y mantener el poder por mucho tiempo, dada la fuerza del estado o estados burgueses para destruir la revolución, como se demostró en la represión sangrienta de la insurrección popular de 1871 en Francia y su efímera Comuna de París; y segundo, la propia teoría de la revolución en etapas o secuencia geográficas de Lenin, que postulaba que la revolución socialista ocurriría primero en el “eslabón más débil” del mundo capitalista avanzado, que él identificó como Rusia, y luego se extendería a los estados capitalistas más fuertes y también al mundo colonial.


México, diría el argumento leninista, no estaba tan avanzado en su incipiente desarrollo

capitalista. La penetración acelerada del capital extranjero durante el período de Díaz, aunque significativa en el desarrollo de los ferrocarriles y la minería, aún no había alcanzado la “masa crítica” de establecer grandes bases urbanas industriales, como las de Rusia, para incluso convertirla en un “eslabón débil” de país capitalista avanzado. Todavía estaba demasiado “retrasado” o “subdesarrollado” y carecía de un proletariado industrial, mientras que el campesinado solo por su cuenta, en opinión tanto de Marx como de Lenin, nunca estaría a la altura de la tarea de efectuar la revolución socialista.


Estaba el factor adicional de que el vecino coloso capitalista estadounidense ya era demasiado poderoso y estaba acostumbrado a intervenir en la región como para permitir cualquier transición revolucionaria al socialismo en su traspatio, y mucho menos en su propio territorio.


Bueno, el caso es que ni los revolucionarios socialistas en los EE. UU. de la IWW y el Partido

Socialista, ni los magonistas exiliados en varias ciudades de los EE. UU., estuvieron de acuerdo y siguieron tratando de hacer la revolución socialista tanto en los EE. UU. como en México.


Pero Lenin tenía razón. Ya fue bastante difícil para México llegar tan lejos como llegó en su

sorprendente revolución social dirigida por campesinos, incluso aun cuando fue secuestrada por la burguesía nacional emergente, dispuesta por necesidad a hacer algunas concesiónes a las "clases peligrosas" en pie de guerra social - la diminuta pero combativa población urbana de clases obreras y el vasto campesinado indómito. Entonces, este fracaso de ir más allá de lo que fue, no sucedió por falta de intentos, liderazgos, o falta de programas revolucionarios e ideas avanzadas, como las que los magonistas implacablemente defendieron.


La ubicación en la jerarquía mundial del poder económico y político a principios del siglo XX,

como señaló Lenin, importó después de todo. Rusia fue primero, entre la destrucción causada

por la guerra interimperialista. Y después de la Segunda Guerra Mundial, ya con la U.S.S.R.

victoriosa contra el fascismo, surge la China comunista y la ola de guerras de liberación nacional y revoluciones socialistas en lo que llegó a llamarse el Tercer Mundo (hoy Sur Global). Pero en el centro del capitalismo mundial – EE.UU., Europa occidental, y Japón – no se pudo realizar ninguna revolución socialista, hasta la fecha. Hoy, el peligro es el resurgimiento del fascismo allí, en ausencia de opciones revolucionarias y ante la crisis sistémica del capitalismo mundial.


Un corolario de todo esto, por cierto, es que la Revolución Socialista Cubana -en caso de que

alguien se pregunte por qué triunfó tan cerca de los EE.UU. como México y en un país diez

veces más pequeño- nunca habría triunfado contra el coloso norteamericano -para entonces el poder hegemónico global de todo el sistema-mundo- sin un fuerte campo soviético dispuesto a respaldarlo, incluso a riesgo de desatar una guerra nuclear. México en 1910-20 no tenía a nadie que lo respaldara.


V PERSPECTIVAS TEÓRICAS Y LEGADO INTELECTUAL DE FLORES MAGÓN.


Regeneración, el combativo periódico que dirigía RFM, siempre publicado un paso por delante de los censores de Estados Unidos y México, se adelantó asombrosamente a su tiempo. Como se mencionó anteriormente, por primera vez alguien cubrió las luchas de los trabajadores en ambos lados de la frontera entre Estados Unidos y México, incluidas no solo las luchas de los migrantes mexicanos, las comunidades mexicoamericanas discriminadas del lado estadounidense y las luchas de los trabajadores y campesinos en México, también cubrió y conectó estas luchas con las luchas laborales de los inmigrantes europeos y el movimiento obrero estadounidense, así como con revoluciones lejanas como la Revolución Rusa.


Regeneración introdujo y difundió ampliamente por primera vez entre los mexicanos en

México, los inmigrantes mexicanos y los mexicoamericanos las ideas revolucionarias

anticapitalistas y antiimperialistas de los pensadores anarquistas y marxistas europeos del siglo XIX como Mikhail Bakunin, Joseph Proudhon, Peter Kropotkin, Élisée Reclus, Max Stirner, Karl Marx y Frederick Engels.


Lo que hizo RFM, su principal contribución teórica, fue combinar el pensamiento

anarquista/marxista europeo de esa época con las tradiciones colectivistas y comunales

indígenas de México, produciendo una potente ideología revolucionaria para el campesinado

mexicano. La influencia que esto tendría en las generaciones subsiguientes de activistas sociales en México y en las diásporas mexicoamericanas/chicanas/latinas en los EE. UU. es

inconmensurable.


Los manifiestos “comunista-anarquistas” que RFM y sus camaradas emitieron en 1904, 1911 y

1918 contenían el germen de los programas por los que lucharon los movimientos laborales y

sociales posteriores hasta que fueron consagrados parcialmente en la Constitución mexicana de 1917 y en las leyes del New Deal de EE.UU., como los llamados a la jornada laboral de 8 horas, el derecho a los sindicatos y la negociación colectiva, la prohibición del trabajo infantil y la servidumbre por deudas, la distribución comunal de la tierra a los campesinos y comunidades indígenas, un salario mínimo, la abolición de todas las grandes haciendas (latifundios), la propiedad de la nación de todas las riquezas minerales bajo su suelo, la educación pública universal y laica, la igualdad racial y de género y las leyes contra la discriminación, y el disfrute pleno y sin restricciones de los todos derechos sociales de los migrantes en América del Norte. Esta última demanda sigue siendo flagrante y dolorosamente incumplida.


Regeneración tuvo una perspectiva internacionalista, histórica y teóricamente bien informada,

y respaldó todas las luchas sociales del momento. Es un modelo ejemplar para todos los

movimientos sociales antisistémicos de entonces, hoy y mañana.


Aparte de que mucha gente no sabe acerca de la contribución intelectual de los magonistas al zapatismo, tampoco es muy conocido que las mujeres feministas radicales y socialistas

participaron de manera similar como líderes del movimiento revolucionario Magonista, tanto

en México como en los Estados Unidos, y fueron fundamentales para dar forma a su visión y

programa de acción desde su período más temprano en los clubes liberales de México hasta los clubes Magonista difundidos en el suroeste de los Estados Unidos que, para 1911, habían

articulado una crítica profunda a la opresión de las mujeres bajo el capitalismo.


Las mujeres magonistas también participaron en muchas de las huelgas laborales e

insurrecciones armadas, lo que provocó que muchas fueran encarceladas, golpeadas e incluso asesinadas por sus esfuerzos, por ejemplo, Concepción Valdés, las hermanas Otilia y Eulalia Martínez Núñez, Josefa Arjona de Pinelo y Josefa Tolentino. La pareja de RFM de mucho tiempo, María Talavera Broussé (1867–1946), era una inmigrante mexicana de Zacatecas que residía en Los Ángeles y se unió al PLM en 1907 y que participó en muchas actividades militantes. Después de la muerte de RFM, ella regresó a México y enfrentó muchas dificultades mientras buscaba desesperadamente preservar los archivos del PLM y RFM de la confiscación policial.


En síntesis, RFM, sus hermanos Enrique y Jesús, y sus compañeros y compañeras más cercanos reunidos en torno al Partido Liberal Mexicano y Regeneración, dejaron un legado de compromiso intransigente con el cambio revolucionario, con la claridad teórica e ideológica, con una postura internacionalista inquebrantable de solidaridad de clase y social que no admite fronteras, con su defensa de todas las formas indígenas de vida comunitaria autónoma y sostenibilidad ambiental, y con su defensa de todas las luchas por la justicia social del mundo, de todas las nacionalidades, razas y géneros.


El mundo de hoy -especialmente Norteamérica- necesita dos, tres, más Ricardo Flores Magón.


¡Compañero Ricardo Flores Magón, presente!













 
 

Unidad Panamericana por Diego Rivera, 1940

bottom of page