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HO CHI MINH Y SU PUEBLO, VICTORIOSOS HACE CINCUENTA AÑOS!

  • Foto del escritor: Gonzalo Santos
    Gonzalo Santos
  • 29 abr
  • 4 Min. de lectura

Mi generación recuerda muy bien la gran derrota del imperialismo yanqui por el pueblo vietnamita, pero desde la contrarevolución de Reagan para acá, se erradicó sistemáticamente de la memoria del pueblo estadounidense bajo el propósito del duopolio en Washington de acabar con "el síndrome de Vietnam" - o sea, el repudio a apoyar y luchar en más guerras imperialistas. 


Con la invasión de la pequeña isla de Grenada en el Caribe en 1983, y luego la invasión de Panamá en 1990, el "síndrome de Vietnam" se declaró erradicado. La siguiente gran operación militar fue la Guerra del Golfo Pérsico (1990-91) contra Irak, cuando Saddam Hussein invadió a Kuwait, Estados Unidos lo expulsó en coalición mundial con 42 otros países, operación que triunfó ante los ojos del mundo - aunque considerada incompleta por los neoconservadores estadounidenses - y hasta tuvo ganancias dado el patrocinio de los ricos aliados árabes y Japón. 


Pero después de los atentados terroristas en Estados Unidos del 11 de septiembre del 2001, el duopolio volvió a la carga. Bush II lanzó dos guerras "interminables" en Irak y Afganistán, que terminaron en ignominiosas derrotas.


Hoy en día, existe un "síndrome de Irak" y un "síndrome de Afganistán", por así decirlo. Estados Unidos ha estado patrocinando guerras subsidiarias, donde suministra armas y otros suministran tropas (Ucrania y Gaza); pero la guerra de Vietnam permanece en gran medida olvidada por el pueblo, los gobiernos y la prensa estadounidenses, un episodio lejano, a lo más lamentado, sobre todo por los veteranos de Vietnam y sus familias, como un "error" trágico e inexplicable. El olvido es tal que ninguno de mis estudiantes de este siglo solía explicarme de qué se trataba ni siquiera cómo terminó.


Y hoy, por supuesto, la prensa estadounidense, en connivencia, guarda un silencio notorio en el quincuagésimo aniversario de lo que sigue siendo la derrota más estratégica del imperialismo estadounidense en su historia, que culminó en Vietnam el 30 de abril de 1975.


Y, claro, la prensa coludida guarda conspicuo silencio del cincuenta aniversario de la más estratégica derrota del imperialismo yanqui en su historia, la que sufrió en Vietnam en abril 30, 1975.


Pero compañeros activistas comprometidos de mi generación - como Ed McCaughan, y Luis C. Garza, y Jose Z. Calderon y Angela Sanbrano - la recordamos perfectamente, y seguimos al pie del cañon, luchando por la paz y la justicia en el mundo, cada quién a su manera.


Les comparto un testimonio personal: era el 8 de mayo de 1972; Richard Nixon ordenó que se bloqueara con minas el puerto de Haiphong en Vietnam del Norte, escalando la guerra que había prometido repetidamente llevar a fin en los más de 3 años que llevaba de presidente. 


El pueblo estadounidense, ya harto de la guerra, estalló en protestas masivas, incluso en Boulder, Colorado, donde yo cursaba el segundo año de posgrado. De repente, miles de personas "tomaron" la ciudad y bloquearon las calles y la carretera a Denver durante días.


Como sobreviviente del movimiento estudiantil de 1968 en mi México natal, me uní de inmediato a estas acciones de desobediencia civil, "acampando" esa noche en medio de una intersección del centro (Broadway y Boulder Canyon). Una amiga y yo nos refugiamos en una pequeña tienda de campaña con nuestros sacos de dormir.


Alrededor de la 1 de la madrugada, oí gritos de alarma, asomé la cabeza y vi una enorme camioneta que se dirigía a toda velocidad hacia nuestro bloqueo. Apenas logramos salir de la tienda cuando la atropelló y la aplastó. Estuvimos a punto de ser atropellados por un desquiciado “red neck” pro guerra. Otros que protestaron fueron perseguidos a sus barrios y golpeados con porras por la policía furiosa durante esa semana de disturbios.


¡Esa fue mi brutal introducción al movimiento contra la guerra de Vietnam! Aunque estrictamente pacífico, la reacción que suscitó no lo fue en absoluto; ciertamente no la represión estatal que empezó a enfrentar desde 1965, ni la del vigilantismo de extrema derecha de la John Birch Society que ya existía.


Aunque debo añadir que, a pesar de todo eso, en cuanto llegué a Estados Unidos, me involucré en el movimiento por la paz como "estudiante extranjero".


En abril de 1971, como representante de los estudiantes extranjeros de la Universidad de Colorado, asistí a la "Conferencia de la Casa Blanca sobre la Juventud" en Estes Park, Colorado. Asistieron más de mil estudiantes de todo el país. Nosotros, los delegados extranjeros, aprobamos rápidamente nuestra resolución contra la guerra de Vietnam, ¡que fue aprobada por toda la asamblea!


El mundo entero, incluida la mayoría del pueblo estadounidense hacia el final, comprendió y apoyó la causa vietnamita por la liberación nacional. No así el duopolio, que tercamente siguió intentando superar el "síndrome de Vietnam" y seguir intentando gobernar el mundo auto-nombrándose el "policía del mundo".


Pero Estados Unidos, hasta entonces el hegemón mundial indiscutible, nunca pudo recuperarse del todo del gran desastre geopolítico y militar que sufrió a manos de un pueblo indomable e inquebrantable como el vietnamita, que tuvo en Ho Chi Minh un gran líder.


Como escribió el Che Guevara en 1967, incluso antes de la victoria del heroico pueblo vietnamita, para destacar la importancia de continuar la lucha revolucionaria en todas las regiones oprimidas del mundo, debemos "Crear dos, tres... muchos Vietnams, esa es la consigna".


La lucha continúa. El trumpismo Maga y su proyecto fascista están hoy a la ofensiva, debido en gran parte al duopolio corrupto al servicio de una plutocracia insaciable, ambos duopolio y plutocracia mostrando una obstinada reticencia a aprender las lecciones de la historia, desde aquella fatídica catástrofe auto-infligida hace cincuenta años.


Pero al igual que el heroico pueblo vietnamita, aquí entre Nosotros, el Pueblo, estamos dispuesto de ninguna manera a rendirnos, vendernos o irnos.


Otro mundo es posible, donde todos los mundos quepan. Otra Norteamérica es necesaria. Se requiere otra visión.

 
 

Unidad Panamericana por Diego Rivera, 1940

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