TRUMP SE SALE DE LA GUERRA EN UCRANIA, BARAJEANDO DE NUEVO LA GEOPOLÍTICA MUNDIAL
- Gonzalo Santos

- 16 feb
- 3 Min. de lectura
Terminó la era "post-post-Guerra Fría", definida por los esfuerzos para recuperar la maltrecha hegemonía de Estados Unidos en Europa después de la invasión rusa a Ucrania, y que desató una "guerra proxy" en suelo Ucraniano los últimos tres años.
EU, enfrentando la ruda realidad que la guerra era imposible de ganar y estaba sangrando vidas ucranianas y tesoro estadounidense - abandona de sopetón a Ucrania a su suerte, después de las mil "promesas" de Biden y sus aliados europeos, y campechanamente se lava las manos de esos 3 años de guerra azuzada, financiada, y aprovechada por EU, a expensas del pueblo ucraniano (y obvio, ruso).
Quedan muy mal parados los europeos en la OTAN que se alinearon sin pensarlo muy bien con el halcón de Biden y ahora se quedan completamente fuera de la jugada en las supuestas "negociaciones de paz" (capitulaciones ya anunciadas).
La guerra inter-imperialista proxy entre EU/OTAN vs. Rusia(/China/Irán) termina así, ignominiosamente, con Ucrania desangrada y semi-destruida, además de altamente endeudada a EU. Los rusos, que perdieron muchas vidas pero prosperaron de la guerra a pesar de las sanciones occidentales gracias al redoblado comercio con China, India, y el Sur Global, se la van a cobrar ahora con territorio ucraniano y sus condiciones geopolíticas maximalistas.
La rivalidad geopolítica continúa así, aún con USA replegándose de Europa, pues ahora va a reconcentrar su mirada estratégica, después de décadas de negligencia imperialista, hacia lo que considera su "esfera de influencia" - América Latina - y también hacia la creciente rivalidad con China en el Este de Asia y la Cuenca del Pacífico. Vienen aranceles, ultimátums, intervenciones, etc. América Latina debe forjar inmediatamente un frente continental de resistencia antiimperialista, basándose en la CELAC, que para eso fue creada como sustituto a la OEA. Las diásporas latinoamericanas en Estados Unidos, por cierto, juegan un papel estratégico que aún ni ellas ni los gobiernos latinoamericanos valoran, y juntas diásporas y gobiernos deben urgentemente formar un frente transnacional de resistencia migrante y de solidaridad continental.
Corolario predecible: la OTAN desaparecerá, así como 30 años antes desapareció el Pacto de Varsovia, junto con la Unión Soviética misma. Los europeos tendrán que definir un rumbo nuevo, emancipado y autónomo de EU y de las otras potencias mundiales. Todo eso bien puede llevar a la fragmentación y disolución de la Unión Europea o a su sorprendente fortalecimiento, dependiendo mucho de la actual oleada ultranacionalista/ultraderechista ya visible en muchos de los estados miembros. Lo que queda claro es que Europa ya no puede contar con EU como aliado vis-a-vis Rusia, ni militar, ni geopolítica ni económicamente.
Estados Unidos bajo Trump, por otro lado, ya aceptó y cortó de tajazo los costos geopolíticos y económicos sufridos en esta última "aventura" de Biden y sus vetustos halcones aferrados a la mentalidad de la Guerra Fría. Pero su plan es ahora forjar una alianza nueva con una Europa ultra-trumpista que incluya a Rusia, como vimos esta semana al secretario de defensa y vicepresidente estadounidense declarar en Munich.
La idea trumpiana, que viene del asesor Steve Bannon, es establecer un frente fascista paneuropeo/estadounidense contra China, India y el resto del Sur Global no blanco. O sea, hay que atraer a Rusia a una Europa más acorde a Trump y Putin, y luego cerrar filas ("circle the wagons") en el Occidente Blanco para defenderse y someter de nuevo, como en el siglo 19, al resto del mundo - "the West against the Rest".
Estaría por verse si (a) los rusos dieran ese golpe de timón estratégico y se fueran con el poder ex-hegemónico en decadencia y su creciente caos trumpista, muy improbable dada la alianza que afianzó con China, o si mejor le siguen apostando al poder mundial emergente, China, que hoy por hoy los sostiene a flote (además de que los ideólogos de Putin creen en la “superioridad” de la “Civilización Euro-Asiática” centrada en la “Madre Rusia”); y (b) está por verse lo que pasará en los países europeos y en EU ante la amenaza fascista a sus democracias, y si surgirá una gran resistencia popular, multiétnica y combativa contra el fascismo supremacista blanco.
La lucha sigue y sigue. Nadie la tiene ganada. Cada quién a su trinchera.
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